La queja

Mi refugio era la queja, el paso atrás, el silencio. Siempre habría un culpable. Vivía en el lugar más cómodo. La simple queja me ayudaba a seguir sintiéndome parte de esta sociedad de miedos. La acción siempre dependerá de otro, yo no tengo tiempo. Bastante hago con quejarme.

Deja un comentario

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

Subir ↑