Contínuo crecimiento

El Capitalismo aceleraba cada día más el consumo de recursos en aquel planeta finito.
Su escalada exponencial se inclinaba, más y más, bajo la adormecida mirada de aquellos seres hipnotizados.
Efímera sociedad aquella que se lo jugaba todo al contínuo crecimiento, al contínuo consumo.
Triste destino, para una especie que tantas veces se había vanagloriado de su consciencia e inteligencia.

Vuelos de mariposas

Los vuelos de aquellas mariposas definían la cálida luz del entorno, como un símbolo más de su transformación.
Al fin y al cabo, todo formaba parte de la metamorfosis contínua que nos alineaba con la senda del destino. 

El alma de los poetas

Poco se había escrito del destino de aquellas flores que descansaban bajo las sombras del volcán, esperando una pequeña brisa que les permitiera dibujar un paisaje con el que captar el alma de los poetas.

El destino estaba ahí

El destino estaba ahí

 

La luz de cada día nos guiaba, pero las piedras nos impedían coger otro camino.
¡El destino estaba ahí, presente!
Solo teníamos que aprender a convivir con él.

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