Mi refugio era la queja, el paso atrás, el silencio. Siempre habría un culpable. Vivía en el lugar más cómodo. La simple queja me ayudaba a seguir sintiéndome parte de esta sociedad de miedos. La acción siempre dependerá de otro, yo no tengo tiempo. Bastante hago con quejarme.
Llegan las sombras
Bajan las nubes
oscurecen el volcán
llegan las sombras.
El horizonte de la humanidad
Un horizonte repleto de historias, de fenicios, de romanos, de reyes, de conquistadores, de piratas, de barcos, navegantes, tesoros, luchas, deseos, esperanzas… luces y sombras de la humanidad.
En el olvido
Allí seguía, en lo alto de Guanteven.
Sus piedras, y con ellas sus sombras.
Sus sonidos, sus silencios.
Sus historias…
…en el olvido.
Tras el volcán
Tras el volcán,
buscaba el relato de su propia historia,
entre sombras y recuerdos
que volvían a su memoria.
Abierta
Su puerta permanecía abierta, pero las sombras de su interior ya no eran las mismas.
Lo que fuimos
No habíamos olvidado el camino. El metal nos hacía sentir cada día más alejado de casa, pero sus frágiles sombras nos acompañaban. Leves esperanzas de volver a ser… lo que fuimos.
Su olvidada existencia
La sencilla compañía de unas sombras le daban sentido a su olvidada existencia.